viernes, 2 de marzo de 2012

¿CUÁL ES EL TEMA DE ESTE TEXTO?

Como tenéis bastantes problemas a la hora de establecer el tema de un texto, os propongo estas  columnas para que localicéis la tesis y formuléis el tema.
TEXTO 1

Civismo
Ya lo dijo Calderón de la Barca: por pobre y mísero que estés, si vuelves el rostro siempre podrás descubrir a alguien en peores condiciones que recoge tus sobras. Por desgracia estos versos describen literalmente nuestra sociedad del desperdicio, en la que es habitual ver a la gente rebuscando en los contenedores de basura. Incluso me han contado que algunos supermercados, para evitar que los pobres se agolpen en sus puertas a escarbar los residuos (les debe de parecer poquísimo elegante), rocían los deshechos con lejía para que no los puedan comer, lo cual, si es cierto, me parece una de las actitudes más miserables que he oído en mucho tiempo.
Pero aún hay seres más desprotegidos. Parece que la crisis va a perjudicar bastante a los animales: varios países de la UE ya han incumplido las nuevas normas de protección para los animales de granja. Y todavía peor está la cuestión de los animales en nuestro país por la ligereza cañí con que el PP se ha puesto a resucitar la España de estoque y pandereta: esa Comunidad de Madrid que organiza visitas escolares a las plazas de toros, ese ministro de Educación que lo primero que dice es que va a meter dinero en la fiesta taurina ¡y con esta crisis! Yo no estoy a favor de la prohibición de la fiesta de los toros: ya está languideciendo sola a toda prisa, y el prohibicionismo, me parece, sólo le proporciona oxígeno. Pero el énfasis taurino de este nuevo gobierno, y su obsesión en convertirlo en rasgo identitario, me espeluzna por su ranciedad y su incultura, porque el grado de civilidad de un país se mide en cómo trata a los animales. Ministro Wert: demuestre que no vive de espaldas a la modernidad y, ahora que se están definiendo los contenidos de la asignatura de Educación Cívica, incluya el respeto básico a los animales. No hace falta hablar de los toros: dejemos eso dentro de una burbuja de silencio. Pero intentemos sacar siquiera un poco a este país de la barbarie.
ROSA MONTERO 21 FEB 2012, El País 


TEXTO 2
           En urgencias                                     
El principal hospital público de la ciudad en la que vivo, el Chuac, es un referente internacional en trasplantes cardíacos. También ha sido pionero y modélico en otras atenciones, con una cobertura, para determinados procedimientos, de más de un millón de personas. Pero su punto fuerte es esa Área del Corazón donde mucha gente ha encontrado la oportunidad de una segunda existencia. De repente, todo esto adquiere un sentido metafórico. ¿Qué ocurre cuando a esa construcción política que llamamos realidad le falla el corazón? El pasado fin de semana, se colapsaron las urgencias como nunca antes había ocurrido. Hubo pacientes que permanecieron 72 horas, ¡tres días!, en los pasillos, sin poder ser atendidos. No había suficientes camillas para poder, al menos, sentarse, así que hubo que recurrir a las de ocho ambulancias, que quedaron inutilizadas. Se vivieron momentos de gran tensión, conatos de peleas, que en esta ocasión no se podrán atribuir a provocadores antisistema, ni siquiera catalanes. Salvo que los enfermos empiecen a ser catalogados como indeseables. Se me ocurre también una modesta proposición, al modo de Jonathan Swift para acabar con el hambre en Irlanda: que las listas de espera hospitalarias pasen a la condición de listas de enemigos, y que se proceda en consecuencia. Un método infalible para despejar Urgencias, traspasando Sanidad al ministerio del Interior. Aunque también podría echar una mano el titular de Educación y Cultura, y nueva revelación del Club de la Comedia, el señor Wert, entreteniendo a enfermos y heridos con el celebrado monólogo Nadamos en la ambulancia. El caso es que el problema de Europa no es el bolsillo, sino el corazón. Y lo que hacen falta son trasplantes. En sus Confesiones y memorias, a mediados del XIX, Heinrich Heine, poeta mayor, denunciaba a los burócratas que tenían por programa el Ius utendi et abutendi (el derecho de uso y abuso), al modo imperial. En esas estamos. Y en Urgencias.

MANUEL RIVAS, 3 MAR 2012 EL PAÍS


TEXTO 3

Hablemos claro (de una vez)

Los signos se multiplican: la filtración a Internet de la última novela de Zafón en digital antes de que salga a la venta, la apuesta de Ediciones B de tirar los precios de sus libros electrónicos (por debajo de los 10 euros), la aparición de sitios que copian y difunden a saco libros ajenos con calidad profesional...

Ha llegado el momento de pensar si queremos tener un mercado editorial digital de verdad, que estimule la creación de calidad y la recompense y la haga llegar al lector con eficiencia y al mejor precio posible o queremos quedarnos con el desastre actual.
Con un gobierno que no gobierna ni recauda un euro de impuestos por la circulación «informal» de obras digitalizadas (faltándole 30.000 millones de euros para cuadrar las cuentas, no parece un lujo que se pueda permitir) y que se inhibe ante el desprecio de intereses y derechos legítimos.

Con una industria que no pone precios verosímiles (no más de 10 euros para las novedades y no más de 5 para el fondo, sería una buena referencia para empezar), en parte porque está agarrotada por el miedo a la piratería y el desgobierno. Y con unos usuarios que se empeñan en sostener que copiar creaciones ajenas sin permiso de sus autores y difundirlas en plataformas de destrucción masiva del derecho de autor, a millones de consumidores potenciales, es un derecho de copia privada que adquiere rango de fundamental.
No se trata de criminalizar la copia normal y familiar, o el prestar a un amigo (y por eso yo saqué mis libros sin DRM). Sino de impedir estas conductas de devastación del mercado, que se mantienen a plena luz del día y hasta con jactancia.

Y éste, salgan de una vez los políticos de su error, es un tema importante, no la nimiedad postergable que lo han considerado unos y otros. Puedo atestiguarlo con una curiosa experiencia personal: no tengo tamaño para ser trending topic en Twitter, pero lo fui (única vez) el día que saqué 20 libros digitalizados a la venta a precio razonable y sin DRM.
 LORENZO SILVA , ABC 16/11/2011 
TEXTO 4


Violencia de género estructural

Un profesor de la facultad de economicas y empresariales nos decía que “estructura es lo que dura, lo demás es coyuntura”. Con esta simple, pero acertada definición, podemos afirmar que la violencia de género es estructural, quizá la violencia más profundamente estructural en la historia de la Humanidad.

La violencia de género estructural viene dada por el dominio mayoritario del patriarcado, por el que los hombres, solo por la condición de ser hombres, tienen privilegios para hacer política (74% de cargos en los gobiernos), para acceder al trabajo (90% de los cargos directivos), para tener un mejor salario (16,1% más que una mujer), para ser escuchado, e incluso en algunos países todavía tiene privilegios legales.

Esta violencia de género estructural se traduce en violencias directas y culturales contra las niñas y mujeres. Actualmente, el hombre es un ser privilegiado por el mero hecho de haber nacido varón y, como consecuencia, la mujer es inferior a éste. Los hombres desarrollan su sentimiento de superioridad de tal modo que cuando no ven cumplidos sus deseos o expectativas con las mujeres que les rodean, responden con violencia; de manera directa, insultando, menospreciando, ignorando e incluso agrediendo física y sexualmente; y de un modo cultural, legitimando la inferioridad de las mujeres y la violencia contra éstas. Quién no ha escuchado alguna vez, ante un suceso en el que una mujer ha sido agredida por su pareja: “algo habrá hecho…”

Violencia de género estructural es que la mujer sea rechazada de muchos trabajos si está en edad fértil y quisiera tener familia, o si ya tiene hijos e hijas (porque los tiene que cuidar, ya que es su rol estructural). El sector empresarial en el capitalismo actúa con lógica de mercado, si una mujer no va a rendir tanto como un hombre, lo lógico es contratar a un hombre. Es por ello que se debe legislar en favor de la mujer en materia laboral. Y con la nueva reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy ocurre todo lo contrario. Porque limita y condiciona el derecho a jornada reducida para cuidar a hijos o familiares, el derecho a la lactancia y elimina la bonificación en las cuotas de la Seguridad Social de 1.200 euros al año de la que podían beneficiarse las empresas cuando una mujer se reincorpora a su puesto tras una excedencia para cuidar a sus hijos.
Esto es violencia de género estructural, señor Gallardón.
Jordi Calvo, Público 8 de marzo de 2012

TEXTO 5

Desnudos
En cualquier dictadura, si un ciudadano anónimo cae en una redada en manos de la brigada política, sin duda será conducido en un furgón a una comisaría y allí bastará una mínima sospecha o simplemente que su cara no le guste al comisario para verse encerrado en una celda por un tiempo indefinido. Antes se le ordenará que deje en una bolsa el cinturón, los cordones de los zapatos, el bolígrafo, el reloj y cualquier objeto punzante con el que podría suicidarse. En la celda este ciudadano tiene dos opciones: insultar al carcelero y dar patadas contra la pared o bajar la cerviz y aceptar su destino. Tal vez la angustia que le provoque sentirse a merced de un déspota, será suficiente para ablandarle. En los sótanos de la brigada política se practica una psicología burda o refinada según la catadura moral del torturador. Si el preso es un rebelde peligroso, el sistema tiene varios métodos para bajarle los humos. La más limpia y humillante forma de tortura consiste en interrogarlo bajo potentes focos completamente desnudo. No se necesita ejercer sobre él ninguna clase de violencia física. La mera desnudez corporal le destruirá al instante la autoestima. Puede que este ciudadano, si no es un héroe, esté dispuesto a firmar cualquier confesión a cambio de unos calzoncillos. 

En cierto modo esta profunda crisis económica ha actuado sobre el cuerpo social como un mecanismo represor idéntico a cualquier dictadura. Las persistentes noticias negativas han creado un clima corrosivo sobre la conciencia del ciudadano. Parece que todo ha sido programado para que el pesimismo ejerza un efecto demoledor con objeto de bajarle las defensas ante el azaroso futuro que le espera. Como en el sótano de una comisaría, el sistema le ha quitado al parado los cordones de los zapatos y el cinturón para que no se suicide y al que todavía tiene trabajo le obliga a contemplar su cuerpo desnudo ante un espejo y en lugar de interrogarlo alguien se limita a leerle la reforma laboral, como una condena. El comisario le felicita si la empresa le ha bajado el sueldo, porque esa es la señal de que no lo han echado a la calle todavía. Este ciudadano capturado en una redada social lo dará todo por bueno si el empresario le regala unos calzoncillos para taparse las vergüenzas. 
MANUEL VICENT, El País 19 FEB 2012  

TEXTO 6

¿Quién pagará la fiesta?

Los datos resultan espeluznantes, pero no hay manera de negarlos. La deuda pública de España casi se ha duplicado durante la crisis.  Dicho en román paladino, el contribuyente tiene que soportar una carga media de veinticuatro mil euros añadidos desde el año 2007. Se pensaría que en medio de este marasmo y con afirmaciones como la de que «se ha acabado la fiesta», los poderes públicos habrían recortado sus gastos.  ¡Quiá!  El conjunto del sector público llevaba acumulado a finales del año 2011 una deuda de 735.000 millones de euros a cierre del ejercicio 2011, el 68,5% del PIB nacional y un 92% más que hace apenas un lustro.  La parte del león en este aumento injustificado –me atrevería a decir que criminal– del gasto se lo llevan las CCAA.  Su endeudamiento se ha disparado un ciento treinta por ciento pasando de los sesenta y un mil millones de euros en 2007 –5, 8 por ciento del PIB– a ciento cuarenta mil millones en 2011, es decir, el 13,1 por ciento del PIB.  Autonomía por autonomía, los datos son verdaderamente inquietantes.  Las Vascongadas –que lo mismo nos dan un susto eligiendo en unos meses un parlamento mayoritariamente independentista– han disparado su endeudamiento en un 762% desde 2007. Con todo, la que presenta con diferencia un peor resultado es Cataluña. Su deuda suma 41.778 millones de euros, el 20,7 por ciento de su PIB.  En los últimos cinco años, esa deuda ha crecido, nada más y nada menos, que en un ciento sesenta y cinco por ciento. Bien es verdad que, ya en 2007, era la segunda CCAA más endeudada.  Como será el panorama que la comunidad que mejor se ha comportado es la gobernada por Esperanza Aguirre, que sólo ha aumentado un cincuenta y tres por ciento su deuda en los últimos cinco años. Se mire como se mire, lo que salta a la vista es que mientras empresas y familias se han ajustado de manera no pocas veces trágica, las administraciones públicas, en su inmensa mayoría, han seguido gastando lo que no tienen. La pregunta que se impone obviamente es ¿quién va a pagar esta fiesta?  No lo harán los partidos políticos ni los sindicatos ni el resto de piadosas entidades exentas de impuestos por la ley de 2002.  No lo harán tampoco los políticos. Mucho menos –me atrevería a decir– lo harán los consejeros de tantas cajas de ahorros quebradas por su pésima gestión.  ¿Lo aciertan?  Sí, nosotros vamos a pagar las embajadas de Cataluña en el extranjero y los asientos donde colocan sus posaderas los filo-etarras y los aeropuertos que nadie utilizará y las estaciones de AVE disparatadas y todo tipo de festejos.  ¿Lo dudan?  Quizás me equivoque, pero, de momento, sólo a nosotros nos han subido los impuestos para pagar una fiesta que continúa celebrándose.  
César Vidal, La Razón 21 marzo 2012

TEXTO 7


Otra de lengua
Se dice que la lengua no puede ser sexista como no puede ser comunista, capitalista o católica. Quizá no, lo ignoro, la verdad. Tampoco sé si el sexo, que nos funda, se puede comparar con las ideas políticas o religiosas, que van y vienen, aunque a veces se quedan una temporada. En todo caso, y desde mi modesta perspectiva de usuario y víctima de la lengua, estoy en condiciones de asegurar que durante el franquismo, por ejemplo, la lengua era franquista, franquista y beata, olía a cuartel y a sacristía y a cirio y a letrina de barracón castrense. De ahí el rechazo que algunos escritores sentían por ella y su necesidad de bucear en otras tradiciones. Abominar de la lengua propia es como abominar del propio hígado, pero también hay gente alérgica a su caca. Somos raros. Por eso, entre otras cosas, recibimos con tanto alborozo las novelas del boom latinoamericano, porque estando escritas en nuestro idioma parecía que estaban escritas en otro.
Del mismo modo que un franquista puede devenir en demócrata o un trotskista en facha, la lengua puede cambiar también de ideología y de hecho ha cambiado, ahora parece liberal o neoliberal, no sé, depende de la emisora de televisión que pongas o de la prensa que leas. Pero no hablemos de contingencias de orden político, económico o social que duran 40 ó 50 años, lo que en la vida de la lengua no es nada o casi nada. Hablemos de lo que nos constituye en lo más profundo, de lo que somos desde que tenemos memoria: una sociedad patriarcal. ¿Puede una gramática permanecer ajena a esa condición cuyos orígenes parecen tan remotos como los del habla? Quizá no. Se dice también que, si queremos que la lengua cambie, el que tiene que cambiar es el hombre (y la mujer, claro). Una forma optimista de abordar el asunto, como si la lengua fuera nuestro producto y no nosotros el de ella.
 Juan José Millás, El País 23 marzo 2012




2 comentarios:

  1. Yolanda, ¿buscamos el tema y la tesis de los textos 4 y 5? ¿Hay que hacer el comentario entero de alguno?

    Yaiza.

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